viernes, 4 de noviembre de 2016

Memoria de san Carlos



Tuvo una labor muy difícil Carlos Borromeo cuando fue nombrado arzobispo de Milán, en los revueltos tiempos del siglo XVI. Sin embargo, lleno de amor a Jesús, dedicó por entero su tiempo a organizar su diócesis, a formar y ayudar a los sacerdotes, a renovar la vida en los monasterios y a impulsar con decisión la ayuda social a los más necesitados de la sociedad milanesa. Se dedicó con admirable atención a los enfermos, en quienes veía una verdadera presencia de Jesús, y a los que servía en medio de epidemias y calamidades. Un gran obispo, protagonista  de la verdadera reforma que la Iglesia necesita siempre, basada en la fidelidad a Jesucristo, la caridad con los más necesitados y la fidelidad a la Tradición y a su tiempo. Pedimos a san Carlos para que el Espíritu Santo siga guiando a muchas personas, en los distintos estados de la vida cristiana, hacia el verdadero deseo de reforma y fidelidad a Dios en medio de nuestro mundo.

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