sábado, 26 de noviembre de 2016

Domingo I de Adviento

EVdHOY: “Dijo Jesús a sus discípulos: cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé”. El primer Domingo de Adviento nos ayuda a reflexionar sobre nuestra fe en la venida gloriosa de Jesús, como profesamos en el Credo: de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos. El ejemplo que pone el Señor mismo es la narración sobre Noé. Cuando la Creación de Dios marchaba a la deriva por la maldad y la corrupción, por la violencia y el egoísmo, un diluvio purificó la Creación, salvó todo lo bueno que había en ella e inauguró un tiempo nuevo de alianza y futuro, simbolizado en el Arco Iris que Dios pinta en las nubes. Así, el Adviento definitivo de Jesús al final de la historia purificará nuestro mundo de todo mal, salvará para siempre lo bueno en el Reino de Dios y abrirá un tiempo nuevo donde todo estará lleno del amor de Dios, que confirmará para siempre su alianza con nosotros. Pidamos esta venida renovadora de Jesús a nuestro mundo, aprovechando este tiempo de Adviento para restar algo de mal en nuestra conducta y sumar con nuestras obras de misericordia más recursos para el Reino de Dios en nuestro mundo.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Viernes de la semana XXXIV



EVdHOY: “Jesús les dijo: el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Las palabras de Jesús no se las lleva el viento, ni cambian con el tiempo y las circunstancias. Las palabras de Jesús, que como Palabra de Dios habla siempre de salvación y de Misericordia, están siempre firmes y luminosas en medio de los vaivenes de nuestra vida. En todas las circunstancias que vivamos, el santo Evangelio tiene siempre una palabra del Amor que no pasa, aunque cielos y tierras cambien a nuestro alrededor. Cada día acudimos a esa Palabra, llena de fidelidad y amor misericordioso, para anclar en ella la travesía de nuestra vida. Que cada jornada descubramos ese Amor que no pasa en las páginas del Evangelio, leído con fe y amor a Dios, cuyas palabras custodia.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Jueves de la semana XXXIV



EVdHOY: “Jesús les dijo: cuando empiecen a suceder estas tribulaciones, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación”. Jesús nos enseña a vivir de una nueva forma las tribulaciones y problemas que nos va trayendo la vida. Cuando creemos en El, cada dificultad de la vida es una llamada, en primer lugar, a levantar la cabeza y pedirle ayuda a Jesús para poder liberarnos de ella. Cada vez que acechan los pecados, las contradicciones, los sufrimientos imprevistos y las molestias de cada jornada, sabemos que Alguien acoge nuestra mirada de súplica y confianza. Dejamos que Jesús sea el Señor de nuestra vida cuando ponemos en sus manos nuestras dificultades con la esperanza puesta en su ayuda segura. Por eso, confesemos a Cristo como Señor confiando nuestras tribulaciones a su Amor y su Providencia.

martes, 22 de noviembre de 2016

Miércoles de la semana XXXIV



EVdHOY: "Dijo Jesús a sus discípulos: os perseguirán, entregándoos a las cárceles, por causa de mi nombre; esto os servirá de ocasión para dar testimonio". No siempre se respeta en el mundo la libertad de fe y de conciencia de las personas. Muchos cristianos son hoy calumniados, perseguidos, encarcelados y asesinados, en distintas partes del mundo, simplemente porque dan testimonio de su fe en Jesucristo. El Señor nos dice que el sufrimiento que ellos atraviesan, compartido con la Cruz de Jesús, es testimonio de fe y de fortaleza para todos, y especialmente testimonio del poder del Amor de Jesús, que es capaz de sostener en la fidelidad a El a miles de personas que ven peligrar su fama, su patrimonio y su vida misma. Oramos hoy a Jesús por todos los cristianos que en el mundo sufren persecución de una u otra manera, para que a ellos les sostenga en su fe, y a nosotros su testimonio nos haga desear ser más fieles y generosos con Dios y con el prójimo.

domingo, 20 de noviembre de 2016

PRESENTACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA.

Desde pequeña la Madre de Dios mostraba ser una criatura especial, llena de la gracia del Espíritu Santo. Por eso sus padres, san Joaquín y santa Ana, según nos cuenta una antigua tradición, la presentan en el Templo de Jerusalén para que viva allí consagrada a Dios hasta que llegue a la madurez. María, Templo del Espíritu Santo desde su Inmaculada Concepción, y morada del Hijo de Dios desde la Encarnación, nos recuerda que todos nosotros somos un templo de Dios. Desde el día en que nuestros padres nos bautizaron en el templo recibimos el Espíritu Santo en nuestra alma, y el Hijo de Dios nos escogió como morada para habitar en nosotros. Mirando la pureza de María, Inmaculada como un templo consagrado a Dios, reconocemos que también el cristiano es un templo, donde Dios habita y en el que quiere ser amado y adorado.

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO.



El evangelio de san Lucas nos presenta hoy a Jesucristo reinando desde el madero de la Cruz. Lleva la corona de espinas, que recoge en sí el dolor de los pecados y perversidades del mundo entero. Se sienta en el trono de la Cruz, desde el que decreta su última enseñanza: Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen. Su enseña es el cartel que remata la Cruz: Jesús Nazareno, Rey de los judíos. Rey de todos los que creen en Dios, Rey de la humanidad entera y de todo el cosmos. Rey de Amor y Misericordia, que desde la Cruz sólo sabe amar a sus enemigos, derramar su sangre por cada uno de nosotros y prometerle al mísero ladrón el Paraíso que El nos conquista con su Cruz. Desde la Cruz, el Rey nos ha conquistado un Paraíso para siempre. Terminamos este Año de la Misericordia muy unidos a nuestro Rey Crucificado, para extender su reinado de Amor y Misericordia a través de nuestra compasión y del servicio a los míseros y necesitados que Dios nos pone en nuestra vida.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Viernes de la semana XXXIII

EVdHOY: "Los sumos sacerdotes buscaban acabar con Jesús, pero no sabían qué hacer". Mientras una inmensa muchedumbre admiraba a Jesús y acudía a El para ver remediado su sufrimiento, unos pocos poderosos buscaban su desaparición mediante el engaño y la traición. Este inmenso drama, que se repite en todas las épocas del mundo, nos recuerda una gran historia de amor, salvación y corrupción. El amor de Dios que quiere acompañar con Misericordia y remediar todo sufrimiento humano, la salvación que una muchedumbre de personas han recibido de Dios, y la corrupción de aquellos que rechazan este amor y esta salvación y pretenden borrarla de la historia a cualquier precio. La historia de la Pasión, sin embargo, nos recuerda también que lo más fuerte y lo único permanente es el Amor. Al final, sólo el inmenso Amor de Dios, incluso por sus enemigos, vence y permanece para siempre.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Memoria de Santa Isabel

 Memoria de esta princesa de Hungría, que siendo casi niña se casó con Luis, landgrave de Turingia, a quien dio tres hijos, y al quedar viuda, después de sufrir muchas calamidades y siempre inclinada a la meditación de las cosas celestiales, se retiró a Marburgo, en la actual Alemania, en un hospital que ella misma había fundado, donde, abrazándose a la pobreza, se dedicó al cuidado de los enfermos y de los pobres hasta el último suspiro de su vida, que fue a los veinticinco años de edad. Que con su ejemplo sepamos reconocer a Cristo en los más pobres y servirles con amor y perseverancia.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Lunes de la semana XXXIII

EVdHOY: "La gente dijo al ciego: Pasa Jesús el Nazareno. Entonces él empezó a gritar: ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!". Nada más conocer que Jesús pasaba cerca de su necesidad, aquel ciego empezó a gritar lleno de confianza y esperanza en El. Cada día sabemos que Jesús de Nazaret, resucitado y lleno de poder a la derecha del Dios Padre, pasa a nuestro lado. Pero cuántas dificultades para descubrir su presencia y experimentar su Amor y sus cuidados. Aunque sea a ciegas, busquemos a Jesús sin desanimarnos cada día, para que cada día podamos recibir su poderosa compasión y recibir la luz que buscamos.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario

EVdHOY: "Jesús les dijo: ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. Cuando el Señor habla de tiempos de calamidades, crisis y sufrimientos inesperados no nos está revelando nada nuevo. Por experiencia sabemos que la vida no puede ser siempre un manso río navegable, que la historia no es el camino de rosas de la humanidad, y que nuestro mundo no es capaz de encontrar una paz libre de crisis y sufrimientos inesperados. No es ésa la novedad que Jesús nos quiere enseñar, sino otra inseparable de ella: su presencia permanente para salvarnos. Jesús nos enseña a perseverar en la confianza en El aunque la tempestad se desate en la vida, en la historia o en el mundo. Ni el más frágil cabello de nuestra vida perecerá para siempre si ponemos toda nuestra alma junto a la mano de Jesús, llena de Poder y de Amor. Pedimos hoy la gracia tan difícil de confiar siempre en la mano de Jesús, para que gracias a nuestra confianza Él pueda pilotar nuestra vida y llevarnos siempre a puerto seguro.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Memoria de san Martín de Tours

Nació de padres paganos en Panonia, en el territorio de la actual Hungría, y llamado al servicio militar en Francia, cuando todavía era catecúmeno cubrió con su capa al mismo Cristo transformado en el semblante de un pobre. Recibido el bautismo, dejó las armas y llevó en Ligugé vida monástica en un cenobio por él fundado, bajo la dirección de san Hilario de Poitiers. Ordenado sacerdote y elegido obispo de Tours, manifestó en sí el modelo del buen pastor, fundando otros monasterios y parroquias en los pueblos, instruyendo y reconciliando al clero y evangelizando a los campesinos, hasta que en Candes regresó al Señor.

jueves, 10 de noviembre de 2016

Jueves de la semana XXXII

EVdHOY: "Jesús les dijo: como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día". Jesús se compara a sí mismo con el brillo del relámpago. Igual que en medio de la noche tormentosa, en el momento más inesperado, un rayo de luz ilumina la oscuridad y desciende del cielo a la tierra, así el Amor de Jesús se hace presente en nuestras tormentas para iluminar nuestro camino y traer la fuerza del Cielo a nuestra tierra. Jesús es el Sol que nunca entra en el ocaso, por eso siempre está pronto a mandarnos un rayo de su luz y su calor. En los momentos de frío y oscuridad mantengamos la fe en el sol de Jesús, luz en el día y esperanza en la noche.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Lunes de la semana XXXII

EVdHOY: "Jesús les dijo: es inevitable que sucedan escándalos, pero ¡ay del que los provoca!". El escándalo del que advierte Jesús en tantas ocasiones no es el suceso público que llama la atención por su carácter sonado. Jesús se lamenta de los creyentes que, con su comportamiento contrario a la fe, obstaculizan la fe de los demás. Su mal ejemplo es como una piedra donde los demás tropiezan, y a esa piedra de tropiezo es a lo que se refiere Jesús. Un creyente tiene la responsabilidad grave de mostrar en su vida lo que cree, porque la fe y la vida nunca son privadas. El buen testimonio de un creyente moverá un corazón a la fe. El mal ejemplo de un creyente hará que otros corazones tropiecen y vacilen en su fe. Y este convertirse un creyente en piedra de escándalo que impacta en la fe de los demás, es lo que Jesús lamenta con todo su corazón. Pidamos a Dios ese sentido de responsabilidad, para cuidar no sólo de nuestra fe sino del testimonio de vida que damos con ella.

Domingo XXXII del Tiempo Ordinario



EVdHOY: "Jesús les dijo: los que sean dignos de la resurrección no se casarán; pues ya no pueden morir, son como ángeles”. Ante los ricos saduceos, Jesús recuerda que esta vida no es sólo un espacio para lucrarse y vivir con toda comodidad, sino un camino para hacernos dignos de la resurrección. El espacio de esta vida se agota en el morir, mientras que el camino de la resurrección se abre a la vida futura, donde vencida la muerte cada persona vivirá eternamente ante Dios como los ángeles. Todo lo que vivimos en este mundo, hasta lo más importante como el casarse, terminará pasando. Sólo lo que hemos hecho imitando a los ángeles, que aman a Dios y le sirven, nos durará para siempre  junto a ellos en la resurrección. Que a la luz de esta enseñanza aprendamos a valorar el verdadero sentido de nuestra vida, intentando cada día ser dignos de vivir junto a los ángeles de Dios.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Memoria de san Carlos



Tuvo una labor muy difícil Carlos Borromeo cuando fue nombrado arzobispo de Milán, en los revueltos tiempos del siglo XVI. Sin embargo, lleno de amor a Jesús, dedicó por entero su tiempo a organizar su diócesis, a formar y ayudar a los sacerdotes, a renovar la vida en los monasterios y a impulsar con decisión la ayuda social a los más necesitados de la sociedad milanesa. Se dedicó con admirable atención a los enfermos, en quienes veía una verdadera presencia de Jesús, y a los que servía en medio de epidemias y calamidades. Un gran obispo, protagonista  de la verdadera reforma que la Iglesia necesita siempre, basada en la fidelidad a Jesucristo, la caridad con los más necesitados y la fidelidad a la Tradición y a su tiempo. Pedimos a san Carlos para que el Espíritu Santo siga guiando a muchas personas, en los distintos estados de la vida cristiana, hacia el verdadero deseo de reforma y fidelidad a Dios en medio de nuestro mundo.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Memoria de san Martín de Porres

San Martín es uno de los primeros grandes santos que la evangelización de América hizo nacer en este continente. De condición social muy humilde, y de ascendencia mulata, se entregó desde muy joven al Amor a Dios y al prójimo. El Señor premió su entrega y su sacrificio cotidiano con grandes de dotes de humildad y sanación, que él empleó con gran generosidad al servicio de sus hermanos Dominicos, de los enfermos más pobres de su ciudad, e incluso de los animales del campo, a los que cuidaba y trataba como criaturas de Dios. La fe en Jesús hace posible el milagro de estas personas que cuidan de la Creación, unen en armonía las razas y clases sociales diversas, y hacen de una vida un servicio permanente de amor y Misericordia al necesitado. Pidamos su intercesión para que este milagro se produzca en nuestra vida, y podamos vencer todas las tentaciones de egoísmo, odio, rencor y división. Que el santo humilde de América nos llene de humildad confiada ante Dios y de caridad perseverante para el prójimo.

Memoria de los Fieles Difuntos

Cuando ofrecemos nuestra oración por los difuntos pedimos que brille para ellos la luz perpetua. Es nuestra manera de poner a las personas que ya no comparten nuestra vida diaria en la tierra cerca de la Gloria del Cielo Nada podemos hacer por nuestros medios para librarles de la oscuridad y de la muerte, pero todo lo podemos cuando rezamos por ellos y pedimos que sea el Señor quien les sacie de luz y de vida. El gran regalo que ofrecemos hoy a nuestros difuntos es la oración y la Misa, ofrecida por ellos a Dios con nuestro cariño, nuestra fe y nuestro recuerdo. El gran regalo que pedimos para nosotros mismos es el consuelo ante la profunda herida de la muerte de las personas que queremos, y la sabiduría para saber entender el valor de la vida y el significado de la muerte. Que el Amor de Dios llene de alegría a nuestros difuntos y que a nosotros nos ayude a caminar sin miedo a la vida y sin miedo a la muerte.

martes, 1 de noviembre de 2016

Fiesta de Todos los Santos

Una gran fiesta se vive hoy en el cielo con la celebración de Todos los Santos, de todos los cristianos que terminada su vida en este mundo han sido acogidos por Dios y por la Virgen María en el paraíso eterno del Cielo. Personas como nosotros, de vidas normales o heroicas, de entrega religiosa o matrimonial, de virtudes y defectos, de conquistas y de fracasos. Personas frágiles y valiosas a la vez, como todas, pero que mantuvieron viva su fe, su esperanza y su caridad con la ayuda de Dios y con su esfuerzo cotidiano. Con su ayuda intentemos mantener vivas estas tres luces que Dios encendió en nosotros el día de nuestro Bautismo, para que un día podamos compartir con ellos la culminación del Bautismo en el Cielo. Que todos los Santos, conocidos, desconocidos e incluso familiares nuestros, intercedan hoy por nosotros para ayudarnos en el camino.