EVdHOY: “Dijo Jesús a sus discípulos: cuando venga el Hijo
del hombre, pasará como en tiempo de Noé”. El primer Domingo de Adviento nos
ayuda a reflexionar sobre nuestra fe en la venida gloriosa de Jesús, como
profesamos en el Credo: de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos. El ejemplo que pone el Señor mismo es la narración sobre Noé. Cuando
la Creación de Dios marchaba a la deriva por la maldad y la corrupción, por la
violencia y el egoísmo, un diluvio purificó la Creación, salvó todo lo bueno
que había en ella e inauguró un tiempo nuevo de alianza y futuro, simbolizado
en el Arco Iris que Dios pinta en las nubes. Así, el Adviento definitivo de Jesús
al final de la historia purificará nuestro mundo de todo mal, salvará para
siempre lo bueno en el Reino de Dios y abrirá un tiempo nuevo donde todo estará
lleno del amor de Dios, que confirmará para siempre su alianza con nosotros. Pidamos
esta venida renovadora de Jesús a nuestro mundo, aprovechando este tiempo de
Adviento para restar algo de mal en nuestra conducta y sumar con nuestras obras
de misericordia más recursos para el Reino de Dios en nuestro mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario