EVdHOY: “Juan Bautista predicaba diciendo: Convertíos,
porque está cerca el reino de los cielos, dad el fruto que pide la conversión”.
Ante la venida del Sol a nuestra tierra, del nacimiento de Jesús en medio de
nuestro mundo, el Bautista anuncia a todos la conversión. Como
los árboles deben podar sus ramas en el invierno para llenarse de fruto en el
sol de primavera, así los corazones han de convertirse de sus malas
inclinaciones si quieren que la venida de Jesús les deje paz y alegría. Para
que sea Navidad no basta con que sea 25 de diciembre, porque el nacimiento de
Jesús no es sólo una fecha, es una iluminación del corazón, que tendrá que
estar podado de oscuridad para poder recibir y disfrutar. Escuchemos con atención
a este singular heraldo de la Navidad, y tratemos de podar, con la ayuda del
Espíritu Santo, todas las ramas viejas y secas que puedan impedir el nacimiento
de los nuevos frutos del alma que este Sol nos trae.
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