
Pocos grados por encima de los cero en el san Blas más congelado que se recuerda últimamente, tanto que el viento nos obligó a recortar la procesión para evitar vuelos indeseados de santo y niños. Sin embargo, fieles a la tradición, los niños de Robledo asistieron con sus padres a la función en honor del santo, a la Santa Misa celebrada en el Lisadero y a la procesión, para pedir al santo que nos ayude y nos cuide. De postre, el tradicional chocolate enrosquillado... que tanto se agradece.
1 comentario:
La verdad que el chocolatito calentito se agradeció un montón , después del frío polar que hacia , tanto la obra de teatro que hicieron los niños ,como la Misa y después la procesión ,hicieron que fuera una tarde muy amena.
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