Salta a la vista que la parte más difícil de restaurar en los muros es la del ábside. Tiene una piedra y un aparejo distinto al del resto de la iglesia, y eso hace que haya que restaurarlo con especial cuidado. Con mucho esmero se está limpiando la piedra y reponiendo el muy original aparejo segoviano de mortero y escoria. Poco a poco la espléndida cabecera fortificada de nuestro templo va saliendo a la luz... entre las miradas curiosas de muchos visitantes que ya están viniendo a disfrutar de nuestra espléndida iglesia.
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